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martes, 11 de septiembre de 2012

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13 comentarios:

  1. Pienso que sí, que es necesario dar cierto margen para la improvisación y el error. No podemos pretender la perfección en todo aquello que acometamos. Esa pretensión nos llevaría inevitablemente a la ansiedad y la locura.
    Un fuerte abrazo.

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    1. A mí se me ocurre que el límite de una virtud sería el que termina siendo una molestia, tanto para uno como para los otros.
      =)

      Un abrazo

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  2. Que suerte entonces! nunca me pasará semejante cosa, pocas virtudes y ninguna en exceso, faltaba mas ... jajajaja!

    Don Flin, digalé a su mentora que estoy esperando arreglar una cita con ella ... y nada, no me da bola
    ;)

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  3. Me dejas pensando... no se cual será mi virtud, pero lo que si se, es de mis obsesiones, en algunas cosas hasta la perfección no paro :( y se sufre.

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    1. ¿Viste?...ser cuidadosa, prolija, responsable, es una virtud...pero a veces nos vamos al otro extremo, y sufrimos por ello!

      Un besito

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  4. Todo en su justa medida!...si nos sobrepasamos, seguro a alguien molestamos -incluido nosotros!-

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  5. Las virtudes se estropean con otros componentes "no virtuosos", pero no por sí mismas. La bondad responsable, cuanta más, mejor, aunque los demás consideren que somos tontos...aquello de "por las buenas soy muy bueno" es una falacia: la virtud es ser bueno de cualquier forma, incluso con los que creen que somos tontos...
    ¿Y la paciencia?
    ¿Y la comprensión? ¿y la humildad? (no hablo de arrastrarse, hablo de humildad de corazón, la que te hace saber que no eres mejor que ninguna criatura ni tienes derechos sobre ella).
    No lo consigo, pero llevo toda la vida intentando ser virtuosa "en exceso". Lo que más se me resiste es la gula, que, ante una buena mesa, empiezo a babar, me siento y, ahhhhh...

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    1. Entiendo tu postura y creo que se condice con el espíritu cristiano de poner la otra mejilla, por supuesto admirable objetivo y sumamente difícil de alcanzar para nuestras limitaciones humanas. El punto es que, visto desde el pragmatismo de aquel que debe moverse dentro de una sociedad más que despiadada, quien vive pensando exclusivamente en los demás suele terminar pisoteado por ellos, de ahí que se imponga como necesaria una muy pequeña cuota de autoestima para al menos saber defenderse.
      Cuando estaba armando este post pensé en que Fido debía remarcar como excepción de la regla aquellas virtudes que atañen directamente al amor -sentimiento en el que ningún límite puede ser considerado exceso- pero quise remarcar la necesidad de valorar también nuestra propia identidad haciendo valer elementales derechos. En fin, como suponía, se iba a abrir polémica jejjejee...y me alegra que así sea!
      Un abrazo

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  6. Pues creo que, cuanto más alta es nuestra autoestima, más posibilidades de bondad y humildad: la mayor parte de las veces somos un poco malos PARA QUE LOS DEMÁS NO CREAN QUE SOMOS TONTOS. Si nuestra autoestima es alta, nos da igual lo que piensen los otros.

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  7. Si alguien canta una buena cancion, puede hasta levantar el animo. Pero si la canta una y otra vez, puede despertar el odio.

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